Rafael Valera. Oscars: Humor y Censura.





Los Oscars 2013 fueron en definitiva controversiales debido a la elección de Seth McFarlane como conductor. No solo se trata de un hombre más famoso por obras asociadas con él que por su presencia directa ante la pantalla chica y grande, sino que su fama se debe a la producción de algunas de la comedias más inflamatorias que jamás hayan sido lanzadas a la televisión estadounidense (con el permiso de South Park, por supuesto).

McFarlane lleva casi quince años produciendo comedia irrespetuosa y ofensiva hacia todos los gustos, razas y colores. Ha tenido que defenderse definiéndose como un “ofendedor de oportunidades igualitarias”. Y de eso se trató su espectáculo: comedia y musicales basados en grosería y burla de estereotipos, aunque esta vez su estilo no caló. No fue por falta de presencia o errores de amateur, simplemente el público hollywoodense no "le vió el chiste".

Las reacciones no se hicieron esperar; desde la crítica a la reincidencia de Seth en chistes misóginos hasta alteraciones por opiniones estúpidas como que la Academia, le debe una disculpa a Brett Ratner por expulsarlo al  hablar mal de varias actrices con quien quizá había tenido relaciones sexuales y al decir que “ensayar es para maricas”. Me explicaré mejor.

¿Qué esperaban? Seth solo trajo su carrera al escenario de los Oscars. ¿Acaso debía cambiar su estilo personal para amoldarse a los egos de las estrellas de Hollywood? ¿O aquellos que lo contrataron esperaban algo distinto? De ser así, ¿Por qué fueron a él? (seguro fue un intento de capitalizar el éxito que tuvo Ricky Gervais, como presentador de los Golden Globes). Al ver todo como parte de un mismo cuerpo de trabajo, McFarlane se mantuvo fiel a su estilo frente a un público incómodo con auto-críticas. Un show menos ofensivo hubiese sido una traición a todos los que seguimos el resto de su trabajo.

Luego está el poder de la crítica para censurar. Alguien decía que Seth McFarlane se había escondido tras la etiqueta de “ofendedor de oportunidades igualitarias” por mucho tiempo y que dicha etiqueta debería desaparecer. Me opongo, pues el humor es una forma de arte y por ende es personalista.

El humor hace al mundo más llevadero. Tragedias duelen menos si se usa el humor como aliciente, suavizándole la gravedad a ciertos eventos. Hay temas personalmente sensibles, pero el mundo entero no debe convalecer. Si no, gran parte del producto humorístico desaparecería. 

“Pero los estereotipos son ofensivos y deberían erradicarse”. Los estereotipos usualmente están basados en realidades que se repiten. Todos formamos parte de uno. Prefiero estar cómodo con los propios y ajenos, en lugar acomplejarme con tontas burlas. Quizá me gusta creer que soy este tipo consciente de sus defectos y super bien plantado cuando en realidad soy un bicho más. Igualmente me siento tan bien riendo de mi como riendo de políticos, estrellas y pranes. 


Rafa Valera

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