Proclama Editorial
Claro, queda en evidencia la falta de experiencia en temas de edición, publicidad, mercadeo y formalidades logísticas; nuestro producto es crudo. No del todo rebeldes, podría decirse que es ese el punto de desligue que buscamos. Aunque no hay escrito u opinión en nuestros números que pueda ser considerado de mala calidad, tampoco hay nada muy excelso. Todo simplemente desemboca en un latir cotidiano de acciones y descubrimientos que si no a modo trascendental, buscan permanecer como una bitácora de aportes y reconocimiento a cosas que de otro modo hubieran quedado en el olvido por siempre. Y ese extra construye sociedad, y política.
Somos caraqueños, trabajamos a la mitad de nuestros requerimientos, con recursos propios y algo escasos. Escribimos y producimos mejor que centenares que trabajan a mil sin la mitad de la pasión.
Saludos y brazos ligeramente abiertos a quién quiera servirse de este pequeño espacio, no tan hostil pero tampoco demasiado amigable, para buscar expresarse.
Gracias anticipadas a quienes siempre han estado por detrás sin perdernos fe. Los por ahora directivos: Evelio Gil, Débora Ochoa.
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