"Crowdfunding" y las Series de Culto

Hace algún tiempo, Rob Thomas y Kristen Bell tuvieron una reunión discreta en el sótano de alguna de las instalaciones supersecretas en alguna isla con forma de calavera de Warner Brothers, durante la cual supongo algún ejecutivo desinteresado y sobrecafeinado les habría dado la luz verde tras muchos lloriqueos para emprender un último esfuerzo por darle el final que se merecía a la serie de televisión que los puso a ambos en el mapa: Veronica Mars.



Desde su cancelación tras tres temporadas por los bajos ratings el mismo Thomas ha estado persiguiendo a cuanto directivo se le atraviese para intentar financiar película que le permita retomar la trama de la estudiante detective y sus fanáticos rabiosos lo han alentado a cada paso del camino. Para ponerlo en perspectiva, ya han pasado casi seis años en esas quijotadas, ¿todo esto por una serie de televisión?



Existe una larga y orgullosa tradición de fanáticos salvando sus series favoritas del único destino peor que la muerte: la cancelación. Uno de los primeros ejemplos a gran escala fue nada menos que Star Trek cuando corrió el riesgo de ser retirada del aire por NBC en 1969 hasta que los televidentes empezaron una campaña de cartas, por lo cual espero que haya algún ex-director que se sienta bastante estúpido hasta este día. Firefly regresó de la muerte años después en la pantalla grande debido al éxito que tuvo en DVD al igual que Padre de Familia en la televisión. Jericho fue resucitada después de una bizarra campaña que involucro toneladas de maníes y la que hasta ahora era mi ejemplo favorito: Arrested Development, está pautada para regresar durante por lo menos una temporada más este año gracias a los dioses de Netflix casi 7 años después de desaparecer tras 3 temporadas gloriosas dentro de las cuales todavía sigo descubriendo chistes nuevos.

Entonces, ¿qué tiene de especial Veronica Mars por haber logrado una pinche película mas de media decada después? Pues que lo único que Thomas y Bell obtuvieron de Warner Brothers fue su visto bueno, mientras que escondían su billetera con la otra mano; fue el equivalente de una madre que dándole el permiso a su hija de cinco años para tener su propio pony pero solo si ella misma puede costearlo, ¡gracias por nada, ma! Sin duda no tenían ni la menor esperanza de que el proyecto funcionara y solo querían que Thomas terminara de superarlo y acudiese a ver a un psiquiatra de una buena vez, pero este ya había formulado una idea para conseguir el financiamiento: pedírselo a los fans. Por medio de la ya ubicua plataforma de financiamiento por medio de masas (crowdfunding), Kickstarter, empezó una campaña de 30 días para recaudar el mínimo absoluto para filmar la película, apenas 2 millones de dólares mientras que WB se comprometió a financiar la distribución si lograban alcanzar su meta.

Ni siquiera les tomó un día.



En once horas lograron recaudar los 2 millones y al momento que escribo esto ya se acercan a los 3 y medio, apenas dos días después. Por estas horas asumo que el elenco de Veronica Mars estará descorchando la champaña al unísono para celebrar el éxito, casi todos ellos accedieron de antemano a participar y el guión lleva años listo agarrando polvo en algún cajón; en menos de un año estará llegando la película al cine. Mientras tanto debe haber más de un director que comparta la obsesión de Thomas con sus series canceladas salivando descontroladamente mientras se imaginan las posibilidades de regresar al aire y prenderle fuego a sus contratos con los conglomerados de entretenimiento.+++

Pero aguántense un segundo. La campaña de Veronica Mars marca un hito en cuanto al financiamiento independiente pero hay varios factores que hacen de su logro no tan fácilmente replicable: Primero que nada contaban de un golpe con el compromiso de Warner Brothers para hacerse cargo de los no insignificantes costos de distribución y publicidad en caso de que la campaña tuviese éxito; es decir, la tomaron como una muestra del verdadero interés que existe en el proyecto por parte de los fans y un compromiso de inversión a futuro. Los actores y el director no van a cobrar salarios multimillonarios por su trabajo -lo más probable es que sencillamente se lleven un porcentaje de las ganancias-, ya que 2 millones es una cifra relativamente insignificante en cuanto a presupuesto de cine se refiere, esto básicamente los ubica en el mismo nivel financiero que una película independiente sin expectativas. Finalmente, nadie veía Veronica Mars esperando una sucesión interminable de explosiones y efectos especiales, sino por el placer de ver a Veronica resolver los misterios mientras hacía que todos los demás habitantes de Neptune pareciesen idiotas, como una especie de Sherlock Holmes enana, rubia y adorable.



De un modo u otro estoy seguro que durante los próximos meses van a ser muchos los creadores que opten por buscar el financiamiento de sus fans cuando las productoras los amenacen con los ratings en declive. Yo personalmente vaciaría mis piches ahorros para ver a Dan Harmon regresar a la dirección de Community para continuar su desastre genial por veinte temporadas más y empeñaría a mi primer hijo por ver otra película de Firefly.

            Lamentablemente en cuanto a Firefly en particular Joss Whedon apareció gritando que no iba a empezar su propia campaña unos cinco minutos después de enterarse del éxito de Thomas para responder preventivamente la que seguramente se iba a convertir en la única pregunta que le harían por el resto de su carrera. Por ahora está completamente atado a Marvel y además ya nos trajo Serenity, a ver si lo dejamos vivir su vida tranquilo (por lo menos durante el futuro próximo).

y cómo no con esa miradita


+++ Coatwolf Productions (grupo de realizadores de Bellflower) optó por esta opción para financiar su nuevo proyecto: Chuck Hank and The San Diego Twins, y se puede decir que aunque no les fue tan bien como a la iniciativa de Thomas, lograron la decente cifra de 130 mil dolares. Eso si, sin apoyo alguno de estudio cinematográfico clásico.

Alexander Cordova

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